¡¡Qué alegría!! ¡¡Qué ironia!!

Hola de nuevo a todas/os. Lamento el parón de estos días pero en mi trabajo precisamente estos son días de esos en los que más trabajamos. Creo que para variar un poco el tono de las últimas aportaciones quizás sería bueno empezar el año siendo optimistas y comenzar a ver las cosas con un prisma algo distinto. No me gustaría que me identificaseis como el cenizo de la web o el agorero de la gerontología. Es bueno ver las cosas desde diferentes perspectivas. Sabéis que desde mi tradicional punto de vista he intentado denunciar algunas situaciones en las cuales nuestros mayores son víctimas de una sociedad que se mal llama a si misma “del bienestar” haciendo, supongo, alusión exclusivamente a aspectos económicos pero no tanto a aspectos éticos y sociales. A veces es posible que se pueda seguir haciendo esto sin perder la objetividad y la sonrisa.
Durante estas fiestas, ya en fase de salida, hemos sido testigos de numerosos testimonios de solidaridad. Es lo que tiene la Navidad. Debería ser Navidad todo el año. Especialmente me ha gustado un anuncio que en principio se supone que debe servir para promocionar la “marca España” y que ha protagonizado una persona mayor: Fofito. Porque Fofito ya tiene sus años. Qué buenos recuerdos me trae siempre esta entrañable figura del Circo y profesional de la sonrisa de niños y mayores. En concreto, me gustó mucho cómo en un momento del anuncio (o spot que le dicen los cultos) se centra la atención sobre una persona mayor, una señora de la que se alaba el trascendental papel que realiza actualmente con sus nietos y sus hijos. ¡¡Qué alegría!!. No de que salga la mujer como ejemplo de lo que no debería estar pasando, sino como ejemplo de solidaridad, de fraternidad y de compromiso social. Y sin cobrar nada más que una pensión, a veces minúscula. Gracias Fofito.
Siguiendo con la línea de los medios de comunicación, hay que señalar que en un periódico regional pude leer con mucha alegría que en torno al 33% de los medicamentos que se dispensan en nuestro país son consumidos por las personas mayores. He dicho al principio de este blogspot que iba ser optimista, y creo que lo soy cuando podemos afirmar tras leer esta nota de prensa, que el 67% de los medicamentos son consumidos por personas que no son mayores; o sea, que la inmensa mayoría de medicamentos los consumen menores de 65 años. ¡¡Qué alegría!! Pues ya podemos desenclavar a los ancianos de la cruz a la que los habíamos subido desde hace unos meses por ser el motivo de nuestras desgracias en materia sanitaria.
Ayer mismo pude ver en la televisión como un chico que fue a buscarse la vida a la gran capital ha encontrado trabajo gracias un video-currículum (yo creo que esto es un vídeo como los de las bodas pero en lugar de estar dirigido a tus amigos y familiares, estaría dirigido a potenciales jefes). En este documento visual los abuelos y abuelas del chaval hablan de éste y sus todavía por demostrar virtudes. ¡¡Qué alegria!! Al enterarme de que el chico ha encontrado trabajo gracias a que este vídeo impactó a alguna persona. Vamos, que al parecer los ancianos no están tan locos y desvencijados como algunos creen, y además son de fiar. Que gracias a unos ancianos un joven de nuestro país ya ha salido de ese desgraciadamente triste grupo de personas paradas.
Para ser la primera aportación del año, creo que he sido bastante optimista ¡¡Qué alegría!!, pero como la fase de deshabituación es larga, voy a despedirme recordando que Navidad es para todos y todas, niños y niñas, y ancianos y ancianas. Y no porque sean cómo niños, que no lo son, sino porque es en estos días donde debemos mirar hacia atrás hasta el uno de enero del año que ya pasó y comprobar cuanto de solidario y fraternal fuimos nosotros con nuestros mayores. En estos días he estado en numerosas fiestas que los lugares donde realizo mi labor profesional organizan para los ancianos. Todo ha estado bien organizado: dulces (aunque el médico pusiera cara rara), música (villancicos tradicionales), y sonrisas. No puedo decir lo mismo de las visitas a estos sitios (residencias) por parte de muchas de las familias de los habitantes. Solo cuando termina la fiesta vespertina de Nochebuena y se recoge todo después de la temprana cena, se puede contemplar las caras de algunas de estas personas, los que mejor cognitivamente están, que se despiden de nosotros y te dicen: “Gracias por todo. Ahora empieza la fiesta de nochebuena para usted”. Es ese momento cuando te das cuenta lo que significa realmente la palabra soledad: el estar rodeado de gente y sentirse el más solo del mundo. Ojalá que al final de este año que acaba de comenzar tengamos que cerrar las residencias de todo el país y darles vacaciones pagadas a las incansables trabajadoras, porque todas las personas que en ellas habitan han sido llevadas a sus casas por sus familias para que pasen juntos la Navidad ¡¡QUE ALEGRIA!! ¡¡QUE IRONIA!!

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