Las cargas invisibles
Esta semana que está a punto de acabar se iniciaba con la triste noticia del suicidio en Granada de un anciano octogenario, tras dispararle a su esposa también octogenaria. Lo que en principio parecía ser un nuevo crimen de violencia de género, acabó siendo un suicidio de dos ancianos que dejaron constancia de que no querían ser una carga para su familia. Siguiendo mi exposición de hechos, no puedo obviar los suicidios ocurridos en Grecia, protagonizados también algunos por ancianos, debido a la grave crisis económica, o mejor dicho a las consecuencias de su eterna existencia; pensiones fútiles que no les permitían pagar su subsistencia. También ancianos han sido los protagonistas de tristes noticias en nuestro país al salir en los telediarios por ser el objeto de deshaucios de sus casas; esas casas que tantas lágrimas y sudor les costó pagar y que posteriormente han servido para avalar los sueños de unos hijos, que no han podido hacer frente a sus obligaciones con los bancos. E