10 puntos clave en la elección de una residencia

Hace unos días un buen amigo me llamó para consultarme algo muy importante. Por lo visto un familiar está padeciendo el avance imparable de una demencia y de manera previsora quería empezar a gestionar la solicitud de una plaza pública en una residencia. No es el único, ni es una consulta extraña. Me puse a pensar y la verdad es que en el último año al menos quince o veinte personas me han llamado para pedirme el mismo consejo acerca de cual era la mejor opción.

No es fácil dar este tipo de recomendación. A veces lo paso mal. Sobre todo, cuando soy mucho más consciente de que mi recomendación quedará plasmada en forma de solicitud formal. Una instancia que a todas luces será la puerta de entrada al lugar donde una persona mayor vulnerable pasará el resto de sus días.

Existen algunas variables que influyen en la recomendación y en la selección. Por un lado, está la cuestión de una lista de espera para poder acceder a una plaza pública en una residencia de la Región de Murcia. Creo que no digo nada diferente a lo que todo el mundo sabe cuando afirmo que los plazos actuales entre la solicitud del reconocimiento del grado de dependencia y la concesión administrativa de una plaza en determinado recurso o centro son exageradamente amplios. Algunas fuentes hablan de entre uno y dos años. La necesidad de recurrir a una residencia va a obligar a elegir entre aquellas que tengan menos lista de espera, que siempre las hay. Aunque también habría que reflexionar acerca del motivo por el que una residencia es más solicitada que otra. Siempre hay que preguntar sobre cuántos profesionales y de qué tipo trabajan en cada turno, incluida la noche y los fines de semana. También hay que ir al centro que me han recomendado para “ver, oler y mirar”, no solo las instalaciones, sino sobretodo las caras y actitudes de los que allí viven y trabajan. Preguntar la hora a la cual permiten los mayores levantarse y acostarse y los motivos. Siempre hay algo que al visitante le encanta o bien rechaza, sin saber muy bien el motivo. Suelen tener siempre razón. Deberíamos ser conscientes de que en nuestra Región hay muy buenas residencias pero también hay algunas que no lo son tanto.

La otra gran cuestión es la falta de criterios, contrastados y establecidos por organismos independientes, de la valoración de la calidad de los numerosos centros que existen, ya sean públicos o privados, tengan plazas concertadas o no. Desconozco el motivo, pero actualmente los únicos criterios de calidad, al menos en relación con la satisfacción percibida por las familias y por los mayores que en ellos se alojan, son los creados y desarrollados por los propios centros, además de un decreto a todas luces obsoleto y descontextualizado. En el mejor de los casos muchas residencias tienen normas de calidad que, aunque lo intentan no reflejan realmente la calidad del servicio, sino el cumplimiento sobre el papel de una serie de protocolos y recomendaciones preestablecidas. Los papeles que soportan los certificados de calidad no saben hablarte del afecto, cariño, vocación y profesionalidad con el que los mayores y sus familiares deben ser cuidados y tratados. Solo una nueva norma legal de la Administración pública regional puede establecer con garantía de igualdad y equidad criterios para regular el funcionamiento de las residencias, con los criterios mínimos de la calidad que merecen las personas que nos concibieron, y que hicieron posible nuestra vida tal y como la conocemos. 

De manera preliminar los
10 puntos clave a tener en cuenta para seleccionar la mejor opción en cuanto a residencias se refiere serían los siguientes:
  1. Tenerlo muy claro
  2. Financiación
  3. Utilidad
  4. Urgencia
  5. Lugar
  6. Servicios
  7. Plantilla de personal
  8. Tamaño de la residencia
  9. Prestigio
  10. Priorización
Si le apetece conocer cada uno de ellos le invito a que siga leyendo. De manera exclusivamente orientativa les desgloso algunos aspectos a tener en cuenta a la hora de empezar a buscar un hogar en el que sus familiares pasarán el resto de sus vidas:

Criterio 1.- Tenerlo muy claro (¿por dónde empiezo). 


Asegúrese de que efectivamente el recurso menos malo
 (que no el mejor) que puede ayudarle a salir de la situación social en la que se encuentra su familiar mayor y usted es la residencia. Debe tener claro que su familiar, por sus características personales, problemática sanitaria y/o social, escasez de alternativas allí donde vive habitualmente, entre otras, no se va a beneficiar de otros servicios mucho menos traumáticos, desde un punto de vista de adaptación psicológica y social, como pueden ser un centro de día, o tener contratada a una persona a la que le paga para que la atienda, si es que puede pagar esos servicios. Dicho esto, una buena manera de empezar es buscar por internet en la página de la Consejería de Servicios Sociales, o como se llame en la legislatura política correspondiente (a los nuevos consejeros/as les encanta cambiarle el nombre, como hacían los faraones egipcios con los faraones precedentes si les caían mal), busque el listado actualizado de residencias. Suelen actualizarlo pero no se sabe cada cuantos meses o años; el problema es que este listado solo incluye residencias públicas y residencias privadas que tienen plazas públicas contratadas, dejando así fuera de los listados otras residencias con plazas exclusivamente privadas (algunas que pertenecen a congregaciones religiosas que cuidan muy bien a los mayores pero que no tienen plazas contratadas con la administración tales como las Hermanitas de Los Pobres, las de los Ancianos Desamparados, por ejemplo). Otra alternativa es acudir a su centro municipal de servicios sociales y pedir un listado de residencias; en este caso, dependerá de las ganas de ayudar que tenga la persona que esté al otro lado de la mesa (algunas le explicarán amablemente esto que yo estoy escribiendo y otras simplemente le darán la dirección de internet de la Consejería para que las busque usted por su cuenta). 


Criterio 2.- Financiación (Disponibilidad económica)

Esta es una cuestión muy importante. Existen dos tipos de plazas según el desembolso económico que podamos hacer, nosotros y/o nuestro familiar. Las plazas públicas son sufragadas en gran parte por la Administración pública. Digo en gran parte porque la persona mayor debe colaborar en mayor o menor grado en el pago del servicio con parte de su pensión y dependiendo de otros factores (patrimonio, disponibilidad económica, etc). Si no tiene prácticamente ingresos deberá pagar pero mucho menos que si tiene ahorros en el banco o una casa ruinosa en medio de una parcela de secano en un lugar al que nadie ha ido en los últimos 20 años, pero que está a su nombre. Este tipo de plazas pueden estar tanto en centros públicos, propiedad de la Administración, como en centro privados, propiedad de cualquier tipo de sociedad o entidad no lucrativa pero que han contratado con la Administración pública el "alquiler" de unas plazas en régimen de precio público. También estarían las plazas totalmente privadas, que son aquellas que deben ser pagadas íntegramente por quien las ocupa. Lógicamente, este es un factor que va a condicionar la búsqueda de una residencia si la quiere en poco tiempo. Si no tiene ingresos suficientes para pagar los 2.000 euros que, como mínimo (y a lo que habría que añadir lo que suele ir en la letra pequeña de los contratos, como los gastos por desplazamientos a médicos u otras gestiones, productos de aseo, talleres y excursiones, horas de fisioterapeuta, psicóloga, etc), cuesta una plaza totalmente privada, no le queda otra que solicitar una residencia con plazas públicas (concertadas o en centros públicos). Actualmente las listas de espera están determinadas por el tiempo transcurrido desde que se solicita el reconocimiento del grado de dependencia (es el que tarda la trabajadora social del centro de servicios municipales en tramitar su solicitud, que venga una profesional a baremar el estado funcional de su familiar a su casa, y que posteriormente una comisión resuelva con una puntuación numérica en cual grado de dependencia se encuentra),  la solicitud de un recurso concreto adaptado al grado de dependencia que le han reconocido, y la resolución de la concesión e ingreso de su familiar en este recurso, que usted ha elegido entre varias opciones y de las que habrá estado obligado a seleccionar 3. Pues bien, este tiempo de espera y que dependerá de la zona de España, y en nuestro caso de la Región de Murcia, donde viva, oscila entre 1 y 2 años. Moraleja: si no tiene posibles económicos empiece a solicitar mañana mismo la plaza para su familiar, que ya va tarde.

Criterio 3.- Utilidad (con qué objetivo busca una residencia). Esta es una pregunta obligada que siempre nos deberíamos hacer mirándonos a ese espejo que es la conciencia moral de cada uno. El juicio moral es algo exclusivamente suyo, de nadie más. Recuerde y asuma lo antes posible que haga lo que haga y lleve donde lleve a su familiar (en el caso de que éste no sea capaz de elegir por sí mismo) nuestra hipócrita sociedad siempre le va a juzgar, le colgará la etiqueta de "mal hijo". Sí, es injusto, y hasta cruel, pero más vale que vaya asumiéndolo. Posiblemente también usted antes criticaba en mayor o menor grado a otros hijos que previamente ya tuvieron que buscar una residencia para su madre, padre, abuelos, etc. Antes que nada es fundamental preguntar a la persona mayor acerca de qué opina sobre vivir en una residencia, sus preferencias, sus gustos. Está claro que la mayoría de personas mayores deberían ingresar en una residencia por voluntad propia, pero pocos se fijan en que en casi todas las ocasiones el ingreso está condicionado por varios factores (falta de recursos sociales y sanitarios para seguir siendo autónomo en la propia casa, sentirse una carga para su familia, miedo a estar solo, aumento progresivo de la incapacidad para hacer las actividades de la vida diaria por sí mismos, entre otros). Si su familiar no tiene capacidad para decidir por sí mismo es importante recordar que los criterios de búsqueda se deberían regir por las preferencias y gustos que manifestó en algún momento cuando todavía podía hacerlo. La  mejor residencia siempre será aquella que mejor se adapte a las necesidades particulares de su familiares, en lo que se conoce como Atención Centrada en la Persona. Recuerde que la residencia será para su familiar mayor, no para usted. Advertidos de esto, es importante tener en cuenta que si usted quiere salir del paso rápido de la situación en la que se encuentra, y que previsiblemente ha motivado la búsqueda urgente de una residencia, lo que le interesa es que le digan cuales residencias tienen menos lista de espera públicas y privadas.  Para esto no hay aplicaciones informáticas posibles, solo le queda llamar una por una y preguntar si hay plazas vacantes, y si nos las tuvieran el tiempo de espera aproximado para conseguir una (recuerde que las vacantes no solo se producen por el fallecimiento de una persona, en ocasiones hay vacantes por el cambio del tipo de plaza o por el  traslado a otra residencia).


Criterio 4.- Urgencia ("no puedo esperar, necesito una residencia ya mismo")

Lo siento, pero desgraciadamente no es nada fácil encontrar una buena residencia pronto, porque la única manera de encontrarla va a depender de varios factores. Uno de los principales es el que ya hemos abordado en el criterio 2 (Financiación). Si tiene dinero para pagar lo que cuesta una plaza totalmente privada tendrá más opciones que si no lo tiene. No obstante debería preguntar en varias residencias, por los precios y tipo de servicios que incluyen, y comparar para elegir la que más se ajuste a las necesidades de su familiar mayor. Si no tiene suficiente dinero solo le queda esperar a la resolución del organismo de dependencia correspondiente.

Criterio 5.- Lugar (localización geográfica)
.
 

La mayoría de personas siempre buscan la residencia más cercana a su propio domicilio como criterio clave. Esto casi siempre es un factor secundario. Dependerá de su sincera intención de ir a visitar a su familiar con mayor o menor asiduidad. Existen excelentes residencias que prestan excelentes servicios y es posible que estén a una hora en coche de su domicilio habitual; recuerde que una hora de camino en coche a veces es el otro precio que debemos pagar a cambio de un excelente servicio prestado según las necesidades reales de nuestro familiar mayor. No se deje influir demasiado por las opiniones de otras personas cercanas usted que le dirán que si la residencia está cerca de la casa de la persona mayor serán más fáciles las visitas; recuerde que si bien esto es lo ideal lo prioritario es satisfacer las necesidades básicas de su familiar de una manera adecuada y profesional. Si le urge hacer uso de los servicios de una residencia y no tiene dinero para pagar una plaza totalmente privada, es posible que le hayan dado a elegir entre varios centros, aunque solo podrá elegir unas cuantas en orden de prioridad. A veces es preferible aceptar la resolución de ingreso en una residencia situada más lejos de lo que nos hubiera gustado. Cuando esto ocurra pueden pasar dos cosas. Una es que deje pasar un tiempo prudencial para comprobar que tal se adapta su familiar mayor, ya que es el que más nos debe importar. La otra es que solicite el traslado a la residencia que usted prefiera en el mismo momento que formalice el acto de ingreso del mayor. Las residencias más demandadas suelen estar ubicadas en zonas de gran densidad poblacional, y lógicamente estas tienen una larga lista de espera. Mi recomendación es que empiece buscando desde dentro (lo más cerca posible a su casa) hacia afuera (progresivamente vaya ampliando la búsqueda a residencias más distantes dentro de la misma ciudad, después poblaciones vecinas y finalmente poblaciones fuera de su comarca). No confunda cercanía con calidad de servicio. El lugar es un criterio exclusivo del familiar visitante, no del mayor, sobre todo si es muy dependiente y ya hacía años o meses que no salía de su propia casa. Lo ideal sería no sobrepasar una hora de tiempo en coche (de aparcamiento de casa a aparcamiento de la residencia) para ir a ver a su familiar mayor.


Criterio 6.- Servicios ("¿en qué debo fijarme
acerca de lo que hacen allí?")

Es fundamental observar detenidamente este criterio. Siempre, insisto, siempre debe ir primero a ver la residencia que pretende valorar y seleccionar. Cuando ya le hayan adjudicado la residencia, en el caso de plaza pública concertada, tendrá poco margen de maniobra a corto plazo si no le gusta lo que ve. No se deje engañar por lo que ve nada más llegar; hay residencias preciosas, amarmoladas, con música ambiental "new age" que después ofrecen servicios pésimos; y al contrario, hay residencias cuyo diseño arquitectónico no es nada atractivo pero en las que los mayores se sienten muy bien atendidos; recuerde, la estética NO es un criterio de fiabilidad ni de selección. Si queremos buscar un buen lugar donde atiendan de manera excelente a su familiar mayor debe empezar conociendo los servicios mínimos que deberían ofrecer en la residencia. NUNCA se fie de las páginas web ni de los post en redes sociales de las entidades, ya que en estos sitios solo suelen subir las cosas buenas y exageran los servicios. De manera general todavía en el año 2024 hay residencias con una visión de "asilo" (cama y comida) y otras con verdadera vocación de servicio (atención integral dentro de sus posibilidades). Las primeras se caracterizan porque en la verbalización de los profesionales que le van a informar sobre los servicios, y la información que pueda extraer de la observación de lo que allí hacen podrá comprobar un discurso buenista, que realmente esconde una percepción edadista de los mayores, con términos como "los abuelitos", "los pobrecillos", e incluso "estas pobres criaturas"; en este tipo de centros los servicios son muy básicos, demasiado, con pocas horas de profesionales fundamentales como las enfermeras, fisioterapeutas y psicólogas, si es que los tienen realmente; en este tipo de centros podrán observar que los mayores se pasan muchas horas dentro de salones sentados en sillones, uno junto a otro, mientras se miran los unos a los otros en larguísimas filas enfrentadas entre sí. El otro tipo de residencias tiene perfectamente planificada y organizada la atención a los mayores, con unos objetivos claros y medibles en resultados. Recuerde siempre preguntar por la programación de actividades diarias y semanales, la programación de salidas y excursiones, y sobre todo por el tipo de atención que van a procurar a su familiar teniendo en cuenta su nivel de deterioro cognitivo, funcional y físico. Pregunte por los horarios de visita, priorizando aquellas residencias con horarios muy flexibles e incluso adaptados a las circunstancias de los familiares. Recuerde preguntar por la posibilidad de quedarse en la residencia a pernoctar en caso de que su familiar mayor esté muy enfermo o bien en una situación de final de vida inminente. Déjese llevar por su instinto al llegar a su cita y estar un buen rato en la residencia. Observe a los mayores, y la manera en cómo los profesionales se dirigen y hacen su trabajo con ellos. En ocasiones hay profesionales que parecen "artificiales", manifestando una clara sobreactuación; esto debería ponerle en alerta, sobre todo si esto lo ve en muchos de los profesionales con los que se cruce. Aspire profundamente y huela, ya que no se debería oler ni a orina ni a otra cosa. La cocina y la lavandería son las grandes asignaturas pendientes de las residencias. Es muy difícil hacer de comer para más de 5 personas sin que alguien se queje, aunque solo sea por cuestiones de gustos y preferencias; no se deje llevar por las primeras impresiones que escuche de los que allí viven, pues este no es un criterio fiable; debe preguntar acerca de la existencia de diferentes menús en función de patologías, con una carta de alérgenos clara y perfectamente visible; los menús deberían ser variados, teniendo en cuenta preferencias culturales y debidamente firmados por un nutricionista. En cuanto a la lavandería hay que asumir que a mayor número de personas mayor probabilidad de que su familiar lleve la chaqueta o pantalón de otra; lo importante es que se encuentre su ropa de manera rápida y que no se pierda, ya que una cosa es la dificultad para separar medias de color carne de varias señoras que se llaman María, y otra distinta es la ausencia de organización. Un punto clave en la búsqueda de una buena residencia es constatar de alguna manera objetiva una verdadera preocupación de los profesionales por el bien de la persona mayor. Para ello es fundamental que en en el centro haya un Comité de Ética Asistencial, que vele por todas las garantías éticas que debe acompañar cualquier planificación, protocolización o abordaje de problemas de nuestro familiar mayor.


Criterio 7.- Plantilla de personal ("¿cómo deberían comportarse las personas que van a cuidar a la persona mayor?"
)

Antes de entrar en la cuestión de los perfiles profesionales vamos a hablar de las cuestiones numéricas. Recuerde preguntar siempre por las ratios de personal. Estas corresponden al número de profesionales que van a atender a su familiar mayor. Es muy posible que al preguntar sobre esta cuestión le respondan que las ratios exceden a las exigidas en la normativa vigente, a veces poniéndole mala cara. Recuerde que deben informarle acerca de la ratio exigida en la normativa legal que regula las residencias (cada comunidad autónoma tiene la suya), y en el caso de las plazas públicas y las contratadas en residencias privadas estos contratos suelen exigir una mejora de esta ratio. Cuando le respondan pregúnteles acerca de cuentas personas van a cuidar de los mayores por turno, no de manera global, especialmente en el turno de noche, y sobre todo acerca del número real de trabajadoras, sin incluir a las que están de vacaciones y de baja médica. Las ratios actuales exigidas por la Administración Pública son muy escasas, y no se han planificado para poder atender adecuadamente a los mayores, cada vez más dependientes, sino que se han planteado en función de lo que la Administración está dispuesta a pagar a una residencia privada por atender a una persona mayor dependiente. Debe preocuparle que haya bastante diferencia entre lo que una residencia cobra por una plaza privada y lo que la Administración paga por una plaza concertada, generalmente bastante menos. Recuerde que la mayor partida de coste de una residencia corresponde al capítulo de personal, y esta suele ser la primera que se afecta cuando hay problemas económicos o cuando se quiere abusar del margen de rentabilidad. Recuerde también que a menor número de trabajadoras mayor burnout, insatisfacción y frustración, lo cual van a pagar indudablemente las personas que las necesitan, es decir, los mayores, a costa de peores servicios. Es muy, pero que muy importante, que haya personal de enfermería las 24 horas del día todos los días de la semana, también por la noche. Pregunte por cuántas horas se ofrece fisioterapia a los mayores y si hay terapias personalizadas para problemas de salud concretos y si están incluida en el precio de la plaza. Lo mismo hay que preguntar en el caso de la psicóloga/o. Intente preguntar a otras personas que ya conozcan la residencia en cuestión, pero de manera directa, nunca por referencias de terceros. Pregunte cada cuánto tiempo se hacen los cambios/controles de pañal, también por la noche; si su familiar empieza a tener frecuentes infecciones de orina que antes de ingresar no tenía debería empezar a preocuparse, porque es un indicador directo de falta de personal para hacer los cambios mínimos necesarios incluyendo el aseo. Pregunte a qué hora se comienza a levantar a los mayores y a qué hora se les acuesta, sobre todo a los grandes dependientes de vida-sillón; previsiblemente, cuanto más temprano empiecen a levantar y acostar menos personal hay disponible en el turno de mañana y tarde, respectivamente. Pregunte acerca del plan de formación de los trabajadores. Una organización que invierte en la formación continua, más allá de la mínima exigida por la Administración (prevención de riesgos laborales, por ejemplo) está relacionada con una apuesta clara por la mejora de los servicios que reciben los mayores.

Criterio 8.- Tamaño de la residencia ("¿cuales son mejores, las grandes o las pequeñas?")

Aunque parezca un tópico la cuestión del tamaño es relativa. He visto residencias con muchas plazas muy bien organizadas y sectorizadas, con unidades de convivencia y grupo de profesionales por sector, y otras que, en cambio, eran un desastre organizativo. También he visto residencias pequeñas (de menos de 70 plazas) con muy mala organización y una atención claramente asilar. Pero generalmente a menor tamaño más capacidad para gestionar la organización y la planificación de servicios. Los mayores y sus familiares suelen estar satisfechos en términos globales en residencias pequeñas que en las grandes, porque la atención es mucho más personalizada, al menos en teoría. como contrapartida debemos recordar que a menor tamaño mayor esfuerzo debe hacer la entidad para hacer frente a imprevistos como bajas laborales, y dificultad de contratar a profesionales altamente cualificados como las enfermeras. A mayor tamaño es mucho más difícil controlar pequeñas desviaciones que pueden tener un grave impacto en la calidad de vida percibida por los mayores, como la detección de profesionales poco vocacionales o de prácticas indebidas. Para que esto no ocurra la entidad de un centro grande debe tener perfectamente planificada la atención organizada por sectores o módulos especializados. Pero también a mayor tamaño mayor capacidad de inversión en formación y sustitución de personal.



Criterio 9.- Prestigio ("¿qué cuentan de la residencia?")

Aunque esto parece que se desvía del establecimiento de criterios objetivos debemos tener muy claro que las familias de los mayores que viven en residencias se convierten poco a poco en verdaderos especialistas en residencias. Saben desarrollar perfectamente criterios de calidad en la atención a los mayores. Debería preguntar a personas que hayan tenido a sus familiares mayores en alguna residencia. No importa que no sea en aquella en la que usted busca plaza, ya que hay criterios de calidad transversales, que afectan a todas las residencias y a su personal por igual. Si conoce a alguien que haya tenido a su familiar en la misma que usted pregunta perfecto, pero aun así debe ser cauto. Cuando pregunte procure obtener más de una opinión ya que la de una sola persona puede estar por experiencias exclusivamente personales e individuales, ya sean buenas (exagerando las bondades del lugar) o malas (demonizando la atención). No se fie demasiado de los foros de internet, ya que se conocen casos de entidades que se registran abriendo perfiles falsos para contar solo cosas loables de la residencia; y por el contrario, también hay personas que vierten comentarios en redes sociales por motivaciones muy alejadas del servicio que se presta, como el carácter religioso de la entidad (disparates como que "les obligan a rezar el rosario a cada momento"), el carácter mercantil de la entidad (disparates como "son unos sacaperras"). Resumiendo, en nuestro entorno el mayor prestigio todavía se otorga mediante el boca a boca.

Criterio 10.- Priorizar. 

Recuerde, el orden de criterios de búsqueda de cualquier residencia debería ser el siguiente: 1º personal (sin personal suficiente no hay buenos servicios), 2º servicios (sin buenos servicios no hay buenas referencias), 3º buenas referencias y 4º localización.

Huelga decir que estos aspectos son solo recomendaciones. Cada uno de los puntos daría para una entrada del blog (quizás sea una buena idea). Quizás deberíamos ser todos conscientes, queridos lectores, que elegir una residencia no puede ser nunca un acto simple y momentáneo. 

En ocasiones parece que es algo así como jugársela a una carta en una partida en la que nunca quisimos participar. Tampoco puede ser una elección única. Cada día debemos elegir la mejor residencia para nuestros padres y abuelos. Cada vez que vayamos a la residencia a visitar a nuestro ser querido deberíamos estudiarla como si de aquella primera visita se tratara, la que hicimos antes de plasmarla en la solicitud formal. Siempre es mejor conducir una hora más para ver a mi madre bien cuidada y contenta que ir a verla mal atendida y triste sin coger el coche. La vida de una persona no es una partida de cartas

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