¿SNG, PEG o RIP?

Hola a todas/os:

Nuevamente "me alegra" poner a vuestra disposición algunas situaciones y circunstancias que nos pueden servir a todas/os para hacer un necesario ejercicio de reflexión ética, profesional y personal.

Antes de continuar, y para evitar comentarios facilones como respuesta a mis entradas, debo decir que existe un grupo bastante numeroso de profesionales de la salud (médicos, enfermeras, auxiliares, fisioterapeutas, etc) que hacen del ejercicio de su profesión una forma de ser en la vida; estos son aquellos que hacen que digamos que la salud es una cuestión de humanidad, pues sacan todo lo humano que tienen y sienten para cuidar dignamente cada dia, a cada instante, de personas que sufren y padecen. Particularmente me siento muy orgulloso de este grupo de compañeras/os.
En estas líneas no puedo más que fijar mi atención en aquellos otros que perteneciendo al mismo grupo profesional no son desde luego un ejemplo para el resto del sector. Estas personas no van identificadas al efecto como buen o mal profesional, aunque sus hechos denuncian su punto de vista respecto a las personas enfermas que se supone atienden.

Hace unos días tuve conocimiento de un caso muy particular que ejemplifica claramente la discriminación a la que los ancianos, muy ancianos, deben enfrentarse cuando acuden a ciertos servicios sanitarios. El caso hace alusión a una señora que teniendo un retraso mental moderado, y una pierna amputada como consecuencia de una vida de descontrol de la diabetes que no sabía que padecía, así como una ceguera casi total por cataratas, sufrió un ictus que requirió su traslado al hospital. Tras algunos días hospitalizada se evidenció que las secuelas del accidente isquémico cerebral habían afectado a su mitad derecha del cuerpo. Las secuelas también alcanzaron a la capacidad de la anciana para tragar de manera correcta la comida y los líquidos; el problema era el atragantamiento.
Justo antes de proceder al alta, el médico que la atendía en la planta llamó a la residencia para saber qué opinaban los profesionales sanitarios y la dirección de la misma sobre lo moral o no de instaurar una sonda nasogástrica a esta persona teniendo en cuenta "su estado" (una sonda nasogástrica, conocida como SNG, es un tubo de plástico o silicona que se introduce por la nariz de la persona hasta llegar a la cavidad estomacal; a través de este tubo se puede introducir comida y líquidos para nutrir e hidratar a los pacientes). Visto así, la pregunta parece técnica, pero realmente no lo es. La pregunta iba dirigida a conocer el grado de consenso entre el médico del hospital y la residencia a la hora de decidir NO poner la SNG a la anciana. Ante esta situación, le devolvieron la consulta al facultativo hospitalario, no sin cierto grado de sarcasmo, preguntándole sobre la alternativa, es decir, no ponérsela. Ante esta situación el facultativo insistió en lo penoso que es cambiar este tipo de sonda cada dos-tres semanas, o como mucho mes o mes y medio, y que en su estado lo mejor era no molestar demasiado a la paciente. A este respecto los profesionales de la residencia pidieron al médico que derivara a algún especialista de Digestivo a la paciente, en ese momento que todavía estaba en el hospital, para que valorara la instauración de una PEG (esto es las siglas en inglés de Percutaean Endoscopic Gastrostomy, y que consiste en la colocación de un tubo del tamaño de un dedo meñique, más o menos, a través de la piel del abdomen hasta llegar al estómago. Para esto se requiere normalmente anestesia tipo sedación y una gastroscopia, es decir, un tubo con una camarita a través de la boca para poder ver donde se coloca este tubo; los cuidados si bien son diarios son mínimos y se cambia cada seis meses si todo va bien) a lo cual la respuesta fué que no era candidata a ponérsela. Cuando se le preguntó el motivo aludió nuevamente a "su estado". Para que todas/os los lectores lo sepan las indicaciones temporales de una SNG no exceden de 8-10 semanas; después de ese tiempo la medida artificial de elección para nutrir artificialmente a una persona es la PEG. Si esto es una evidencia científica, ¿porqué no se la quisieron poner a la anciana sabiendo que las consecuencia del ictus iban a ser de por vida?. Mi experiencia como enfermero me ha hecho testigo de más casos en ancianos como el que acabo de exponer. En algunos círculos extraoficiales se oye decir a algún/a atravido/a que "la PEG es cara económicamente y teniendo en cuenta la esperanza de vida de estas personas..." pues eso, cada uno que ponga fin a esta frase si quiere. La cuestión es que la paciente de la que hemos empezado a hablar más arriba lleva actualmente, por lo que se, una SNG lo cual supone cambios de sonda, y muchas molestias; se le han pedido varias interconsultas a Digestivo que nunca terminan de concluir en una cita concreta. Uno de los mayores riesgos de una SNG es que al pasar el tubo por la garganta deja abierta la glotis, puertecilla que sirve para evitar que la comida pase a la tráquea y nos ahoguemos (lo que se suele llamar técnicamente una broncoaspiración), ya que si esto pasa nos podemos morir. La PEG, en cambio, no debe pasar por esta puertecilla ya que lo hace por la pared del abdomen directamente, por ello se convierte en la medida más segura para personas que como la señora de la que hablamos tiene un nivel de conciencia bajo y problemas para tragar. Seguir sometiendo a una anciana discapacitada intelectualmente, ciega, con la única movilidad de un brazo a cambios periódicos de sonda nasogástrica es una atrocidad. Seguir apostando por que porte una SNG es aumentar las probabilidades de que muera por una broncoaspiración y enttonces ni SNG, ni PEG sino RIP, que para el que no lo sepa o no lo recuerde es Requiem In Pace; esa frase que encabeza todos los epitafios de las lápidas del cementerio. Seguir apostando por no instaurar PEG en ancianos con demencia o con graves cuadros de dependencia una forma muy clara de eutanasia activa. Lo que me da más miedo, pavor, es el uso del concepto "moral" que por lo visto hacen algunos. En una sociedad en la que pasa esto es en la que nos estamos haciendo mayores. Para el que no se haya dado cuenta...¡¡Ahí queda eso!!

Comentarios

  1. Carmelo, lo primero felicitarte por lo bien que escribes y te expresas. También por mostrar con sinceridad tu opinión contraponiéndola a otras, y una magnífica expresión de que mientras la persona está viva ES persona, y por tanto tiene derecho a lo que a otras personas más jóvenes o con diversas circunstancias clínicas. Ojalá alguna vez tuvieran ya claro que sí, que el tema entra en la moral, y la moral dice que hay que guardar y preservar la vida.
    Gracias por compartir tus puntos de vista, que me parecen muy interesantes
    María Ayala de la Peña

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  2. Ana Mª duro Barriocanal20 de febrero de 2013, 12:30

    Me parecen muy interesantes los comentarios del blog sobre la manera “digna o no” de tratar, cuidar y ayudar a nuestros mayores, así como la percepción, mas o menos respaldada, sobre esos términos que, tienen algunos profesionales de atención sanitaria, social y la población general.
    La idea de que la etapa de la vejez, sobretodo si esta asociada a “dependencia” y enfermedad, sea vista como algo que hay que marginar o “no mirar”, esta muy extendida y en muchas ocasiones, no admite debate alguno, porque parece que es lo que la mayoría siente o piensa; seguramente aquellos que no viven de cerca con este sector “digno” y con los mismos derechos que cualquier otra persona y yo incluso diría que con mas derechos si se encuentran en una situación de fragilidad (si habláramos de niños con dependencia y necesidades específicas, seguramente se evaluaba de forma diferente, entonces ¿los niños en situación de fragilidad tienen mas derechos que los mayores también en situación de fragilidad? ¿por qué?).
    En cuanto al tema que se debate sobre la medida de poner una SNG o una PEG a personas mayores, demenciadas o con cualquier patología que se nos pueda ocurrir…pienso que la decisión “moral” de elección de una u otra, no debería depender de la edad ni del coste, sino de otros factores como el tipo de patologías que presente, los riesgos-beneficios de una alternativa y otra y en definitiva con cual de ellas el paciente va a poder tener una mayor CALIDAD de vida. Entiendo que haya situaciones donde no sea recomendable alguna de estas alternativas si el paciente con el que tratamos, está en una situación “terminal e irreversible” y se considere que cualquier medida conlleve mayor riesgo o implique alargar el sufrimiento, mas que ayudar a vivir con “dignidad”.
    Me parece increíble que la decisión con respecto a este tema dependa, en primera instancia, de la suerte del “profesional sanitario” que te atienda…
    En mi opinión en este tipo de atención sanitaria a la que te refieres y que, por desgracia, se esta generalizando, se pasan por alto los principios básicos de la ética, se abordan de manera automática y mecánica a las personas, sobretodo si son pacientes mayores, no teniendo en cuenta las bases fundamentales que entiendo que tienen que tenerse en las profesiones “ de relación de ayuda a los demás”, abordando los síntomas físicos y dejando a un lado la empatía con el enfermo y lo que es más grave, el respeto a la persona.
    Pero, ¿cómo podemos esperar que se valore de forma “justa” la elección de una u otra, si como comentabas en la entrada anterior, ya quieren restringir algo tan básico de la higiene personal como el recuento de los pañales (si no es previo pago)?. ¿A dónde vamos a llegar?.


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