Las cargas invisibles

Esta semana que está a punto de acabar se iniciaba con la triste noticia del suicidio en Granada de un anciano octogenario, tras dispararle a su esposa también octogenaria. Lo que en principio parecía ser un nuevo crimen de violencia de género, acabó siendo un suicidio de dos ancianos que dejaron constancia de que no querían ser una carga para su familia.

Siguiendo mi exposición de hechos, no puedo obviar los suicidios ocurridos en Grecia, protagonizados también algunos por ancianos, debido a la grave crisis económica, o mejor dicho a las consecuencias de su eterna existencia; pensiones fútiles que no les permitían pagar su subsistencia. También ancianos han sido los protagonistas de tristes noticias en nuestro país al salir en los telediarios por ser el objeto de deshaucios de sus casas; esas casas que tantas lágrimas y sudor les costó pagar y que posteriormente han servido para avalar los sueños de unos hijos, que no han podido hacer frente a sus obligaciones con los bancos.

En el transcurso de los acontecimientos de los pasados meses, los dos últimos casos han dado lugar a verdaderas reacciones multitudinarias. Las manifestaciones del pueblo, en el caso de Grecia, han obligado a las autoridades políticas de ese país a tomar cartas en el asunto, en menor o mayor medida, condicionadas por la posible y deteriorada imagen que el mundo entero podría tener del país heleno. Al menos los suicidios de ancianos han cesado en Grecia. En el caso de los deshaucios en nuestro país, el malogrado Estado de Bienestar no ha querido arriesgar su ya deteriorada imagen, y recientemente ha entrado en vigor una Ley que intentará mantener en sus casas a personas con problemas de índole social, entre estas se entiende que ancianos amenazados con dormir en la calle.
Mi verdadera preocupación esta abonada por las consecuencias del primer caso, el de Granada. Si ante los suicidios en Grecia por las escasas posibilidades de vida digna se han dignificado las pensiones, y ante los desahucios en España se ha promulgado una Ley anti-deshaucio ¿Qué se puede hacer para que los ancianos dejen de ser una carga para sus familias?.

La pregunta puede ser interpretada, en sí misma, como la respuesta que hasta ahora han venido planteando nuestros dirigentes, y que ha consistido en hacer NADA.
¿Qué ha podido hacer que unos ancianos octogenarios pensaran que eran una carga?¿Sus discapacidades? Si realmente esto es así, solo cabe pensar, o mejor dicho sentenciar, que algo está fallando en nuestro sistema de provisión de recursos sociales.
NADIE, ni foros cuidadanos ni medios de comunicación, y mucho menos responsables políticos de índole social, han aparecido en programas de televisión y/o radio para hablar de este tema. ¿Es que estos ancianos no han existido?¿Son invisibles?¿Su muerte no ha servido para nada?.
Es muy triste, pero que muy triste, ver como nuestra sociedad, la que formamos nosotros, mira hacia otro lado mientras ancianos se suicidan porque no han tenido otra salida.
Se me ponen los pelos de punta. Son ancianos, son cargas y por lo que parece invisibles. No dejemos que esto sea así.

Comentarios

  1. Hola Carmelo, que verdades más grandes dices en este comentario, expones de una manera muy clara y sencilla todos los terribles sucesos que están viviendo los mayores; qué lástima tener que haber llegado a este punto...¿En qué mundo se supone que vivimos? en una sociedad sin valores éticos ni morales, a la cual no le importan nada los colectivos más vulnerables, como en este caso los ancianos, los cuáles ven que la única salida a sus problemas es quitarse la vida.
    No tengo palabras para expresar toda la indignación que siento cada vez que ocurren cosas de ésta índole; todo parece una mentira, lo triste que no lo es, esto forma parte de nuestro querido estado de...¿Bienestar?
    Personalmente, por el ámbito en el cual desempeño mi actividad profesional soy comunicadora de malas noticas como por ejemplo "te van a quitar las pagas extraordinarias", ¿Qué hago yo?...cuando ves las caras de desesperación, las preguntas que te hacen, los comentarios y la frustración que sienten...NO LES PUEDO DAR RESPUESTA.
    Te felicito por esta exposición.
    Mª Pilar Sánchez Agüera

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

El Orbe y la enfermera

Y la culpa la tuvo la sonda

10 puntos clave en la elección de una residencia