De víctimas y verdugos

La vida a veces nos golpea de las maneras más atroces que podamos imaginar. A unos con sufrimiento físico, a través de la enfermedad o el maltrato, y a otras con sufrimiento emocional, psicológico y/o espiritual. En ocasiones lo hace de todas las maneras imaginables. Posiblemente así es como haya tratado a Angel Hernández y a Mª José Carrasco. Pero no son los únicos, claro.

Cada vez con más asiduidad las personas nos alimentamos de la carnaza que nos lanzan nuestros amos. Estos no siempre son los políticos, que ya tienen lo suyo, sino que cada vez con más frecuencia proceden de las columnas de opinión de periódicos y medios de comunicación de los denominados como "mass-media". Cada vez con más fuerza se asienta en mí la certeza de que pensamos lo que otros quieren que pensemos.

Como no podía ser menos, durante esta semana pasada el caso de la muerte de Mª José Carrasco a manos de su marido, Angel Hernández, ha sido objeto de numerosas y variopintas opiniones, y con ellas no menos reivindicaciones, aunque también lo han sido de muchos disparates verbales y escritos.

Para no convertir esta humilde entrada del blog en un compendio de citas bibliográficas de libros y artículos especializados en ética y deontología, y con intención de hacer accesible su contenido a todo el mundo que le interese, he utilizado como fuentes de mis datos lo que otros han ido escribiendo en periódicos de gran difusión en nuestro país (los citaré de manera explícita al final de la entrada), con un lenguaje claro y fácil, aunque no por ello menos confuso conceptualmente.

Me gustaría comenzar aclarando lo que, en mi opinión, pasó en casa de Angel y Mª José el día 3 de Abril de este mismo año. Recordemos brevemente: Angel Hernández administró una dosis letal de fenobarbital a su esposa, Mª José Carrasco, después de que supuestamente ella se lo hubiera pedido, siendo, al parecer, la prueba de ello una conversación grabada en vídeo (6) en la que, por cierto, no se entiende muy bien lo que dice ella; por lo visto, el fármaco ya lo tenía en su poder desde hacía unos 3 años porque lo había comprado ella (13) a pesar de no poder moverse por los insufribles dolores que padecía continuamente; la mujer padecía una esclerosis múltiple en fase terminal, es decir, se esperaba su muerte en un desconocido pero breve espacio de tiempo; después de cometer este acto Ángel llamó al 112, no a la comisaría de la policía nacional, los cuales pusieron en marcha la máquina legal que le llevó directo ante el juez, para luego liberarle, después de no haber pasado ni 24 horas en estancias policiales. De nuevo suenan fuertemente las palabras de la discordia: terminal, sufrimiento, suicidio y eutanasia. Aunque la posible prosodia que se puede entrever al leer mis anteriores palabras pueda hacer pensar que la ironía es, como en otras ocasiones, la manera en que manifiesto mi disconformidad con todo lo que esta pareja ha desencadenado, les aseguro que no dejo de compadecerme por el pobre Ángel. Más adelante espero que me comprendan mejor.


He podido comprobar como algunos medios confunden eutanasia con suicidio asistido, aunque a veces parece que a propósito, pues la diferencia es de grado categórico, y por ello bastante alejadas conceptualmente. Esto no es nuevo; según para donde sople el viento de los votos, la maleficencia de aquellos "pensantes" utilitaristas, relativistas (más cerca de las corrientes bioéticas de los modelos radicales-cognostivistas) y la ignorancia para otros, lo que ocurrió hace pocos días solo fue un acto de eutanasia y para otros un suicidio asistido en toda regla. Desgraciadamente, la gente, incluídos los periodistas que cada vez con más frecuencia se atribuyen la responsabilidad de educar fuera de las universidades, institutos y colegios, no saben diferenciar entre una y otro. También cabe la posibilidad de que la confusión solo sea una cortina de humo con la que ocultar de que se trata verdaderamente sobre los que están reivindicando (6)(9).

Lo que ocurrió fue un suicidio asistido en toda regla, de libro, vamos. Me causa gran preocupación con qué ligereza se habla del tema del suicidio. Constatar que uno de tus familiares, o cualquier ser querido, pone voluntariamente fin a su vida, no es sino la evidencia sobre el fracaso vital de la persona que muere. Como profesional sanitario (enfermero) siento enorme pena al conocer la cifra de la cada vez mayor cantidad de personas, padres, madres, hijos, hijas, tíos, esposas, esposos, novias, novios, etc, que cada día deciden quitarse la vida; en febrero de este mismo año, se publicaba en el diario El Mundo que en solo 1 año en España habían aparecido 120.000 supervivientes, es decir, de las familias de las personas que decidieron suicidarse y las de las 90.000 que lo intentaron (2) sin éxito, de momento, claro. Y con su vida se llevan para siempre parte de la de las personas que les sobreviven. El dolor, la culpa y el estigma son pruebas de ello. Por ello, el suicidio implica también a la familia. De este modo el suicida se convierte en agresor además de en víctima. Diversos y numerosos especialistas en psiquiatría afirman una y otra vez que los suicidas padecen una enfermedad mental, casi siempre una depresión mayor, que les roba el aliento vital y que les aboca a la fatal decisión de morir antes de que la naturaleza siga su curso natural. La existencia de estas patologías son a veces incluso negadas por las familias que sobreviven a los suicidas, tal y como ocurre con Pablo y Ana, hijo-huérfano y esposa-viuda de una persona que al igual que Mª José Carrasco decidió poner fin a su vida, curiosamente con el mismo fármaco que ella y también adquirido con una facilidad pasmosa, por cierto (4). Esta negación suele obedecer a la emoción de culpa que les acompaña y que les acompañará hasta que asuman que fueron, supuestamente, los colaboradores necesarios para que su padre y esposo muriera.

Pero claro, en este momento habrán aparecido aquellos que empiezan a confundir añadiendo "versiones descafeinadas" de la definición de suicidio inventándose el calificativo "compasivo" como apellido suficiente para eximir de la responsabilidad a quien se le ocurriera, o haya ocurrido, llevar a cabo las acciones necesarias para que otra persona muera por otro motivo distinto a su enfermedad; algunos llegan incluso a inventarse una clasificación de compasiones, llamando "compasión activa" al ejercicio activo de un acto como el suicidio (11). El enfermo sufre, y mucho, eso no hay que ponerlo en duda en ningún momento. Pero la dificultad estriba en delimitar el espacio en que ese sufrimiento justifica un cambio de leyes. Conviene recordar que Mª Carmen García, también sufrió, y mucho, cuando en el 2005 un salvaje violó a su pequeña de 13 años y medio; el tipo fue a dar con sus huesos a la cárcel, pero consiguió pronto el tercer grado por "buen comportamiento", y en uno de esos permisos fue al mismo pueblo donde vivía la madre y la hija, con lo grande que es la Comunidad Valenciana, y curiosamente se encontró con Mª Carmen el tiempo suficiente como para dirigirle unas palabras; la mujer compró en ese momento gasolina y lo quemó a lo bonzo en una cafetería cercana. Como padre puedo llegar a empatizar con la madre lo suficiente como para dudar de lo que haría si alguien le hiciera daño a las personas que más quiero y adoro en mi vida. Pero si algo tengo claro es que no se puede arrebatar la vida de otra persona con el pretexto de lo insoportable que resulta que seres despreciables sigan viviendo. Aunque a algunos les pueda parecer casos diferentes solo lo son en los detalles del relato pero no en lo esencial: dos personas vulnerables (en un caso una hija pequeña, y en el otro una persona gravemente enferma), y dos personas que les aman tanto como las otras les hacen sufrir, como para hacer cosas inasumibles en nuestro código ético y legal (madre ejecutora de una sentencia que el poder legislativo no ha regulado, y por otro marido que suministra un fármaco letal a su esposa).

El suicidio compasivo no existe, empecemos a asumirlo. Es lo mismo que ocurre con la eutanasia, que desde hace años no se admite ni por unos ni por otros otra clasificación que la de eutanasia y ya está, no hace falta llamarla eutanasia compasiva, más si cabe cuando de compasiva no tiene nadaLa compasión bien entendida supone el perdón al otro a pesar de saber que lo que ha hecho está mal, pero que por ello no deja de ser persona y tener dignidad humana, como nosotros mismos y como la de aquellas personas a las que ha hecho daño. En este caso la compasión hay que tenerla hacia Angel Hernández (como hacia tantos otros como Pablo y Ana), pero no por la enfermedad de su esposa, sino por ser el único responsable de su muerte. Bueno, el único no, pero eso lo veremos más abajo. La compasión no obliga a colaborar tampoco en la muerte de un ser que sufre, vulnerable en extremo.

La familia de estos enfermos sufren, insisto, y mucho, pero ello no les legitima para enarbolar una bandera que debe darnos vergüenza. En muchísimos casos podemos, intuir unas veces y otras leer con más claridad, que están más que sobrecargados (3)(4), como lo estaba Angel, desde hacía ya años: no tenía más apoyos para cuidar a Mª José que sus propias manos inexpertas, la soledad del cuidador, la responsabilidad sobre el control de los síntomas, la autoinculpación cuando aparece el dolor físico, etc. Especial interés ha despertado en mí el tema de la residencia que supuestamente llevaba esperando más de 10 años, cifra que recientemente se suavizó hasta llegar a 8, y que luego se vio que realmente si que se la dieron hace ya 3 años (parece ser que más o menos el mismo tiempo desde que tenía guardado el fenobarbital que compró(13)) pero resulta que estaba lejos para lo que ellos querían y la rechazaron (3)(10) (por contra de lo que hace la inmensa mayoría de dependientes, esto es, la acepta aunque sea lejos, y luego en el momento del ingreso solicitan el traslado el cual se realiza con bastante más celeridad que el primer ingreso, más si cabe cuando el motivo alegado es la reunificación familiar). Las familias se convierten obligatoriamente en colaboradores necesarios, pero sin olvidar que son víctimas de los enfermos, por la desesperanza que inunda sus almas conforme son conscientes de que sus seres queridos van muriendo poco a poco, haciendo un duelo anticipado que a veces se convierte en una pérdida ambigua, la peor de todas, o casi, esto es, aquella de la persona que fue pero que todavía está presente dentro del cuerpo enfermo. Con esos sentimientos no es difícil entender que sea cuestión de tiempo que decidan ayudar, si no alentar, a sus familiares enfermos a tomar la decisión del suicidio. Lo más duro debe ser el momento en que le dan el fármaco y se van o se quedan para ver como su ser querido muere, por cierto no tan dulcemente como en las películas. Debe ser un peso para toda la vida. Aunque a veces el peso se produce por la cantidad de excusas que uno debe utilizar para autoconvencerse de que lo que hizo era algo bueno para alguien.

Pero después de todo lo ocurrido ¿que es lo que le puede pasar a Angel Hernández?. Para responder a esto no solo debemos recordar que el artículo 143 del código Penal establece penas de entre 2 y 10 años de cárcel, pero se prevé una rebaja de la pena cuando hay petición expresa de la víctima y esta padeciera enfermedad grave (5). Es lo esperado en estos casos, ya que la presión política y social sobre los jueces es insoportable, y es previsible que ni siquiera pise la cárcel. Ante esto, y por responsabilidad cívica, creo que es interesante leer la transcripción de la grabación que la mujer hizo junto a Ángel, en la cual no se entiende muy bien lo que dice ella, y parece ser él quien hace las afirmaciones y también se contesta o interpreta los gestos de Mª José. Una mujer, Mª José Carrasco, de la que en el momento de morir, o días precedentes no se tiene informe pericial alguno que informe de su plena capacidad de tomar decisiones (recordemos que los fármacos opiáceos mayores -morfina, fentanilo, etc- que se administran a estos pacientes en fase terminal pueden afectar a su grado de consciencia provocando confusión y disminución del grado de alerta y atención). En un acto realizado por el marido al acercarle un vaso, cargado con fenobarbital, con una pajita a la boca y que solo por eso, por lo visto, debemos pensar que ella sabía lo que estaba tomando. Y además, después de ese acto, Ángel llamó al 112, es decir, los servicios de emergencias que son los que van cuando se tiene la esperanza de que se pueda hacer algo por salvar la vida de alguien, en lugar de llamar a las fuerzas de seguridad del estado, o presentarse en el juzgado simplemente. Lamento decir que hay cosas que me llevan a pensar en el arrepentimiento de Ángel en el último instante, lo cual deslegitima el discurso que algunas instituciones políticas y de otras naturalezas pretenden que defienda. Debo señalar lo vergonzante y vergonzoso que resulta leer que Ramona Maneiro, la "novia" del ya derrocado héroe del suicidio asistido, Ramón Sampedro, le dedica a Angel Hernández: "que no tenga miedo de nada, que a mucha honra de lo que ha hecho"(7); claro, imagino que esto lo dice porque ella piso el calabozo de la Guardia Civil de Ribeiriña, de donde es natural, unas 6 horas escasas antes de que la liberaran y la desimputaran por falta de pruebas. De todo esto solo puede deducirse que institucionalmente se promueve una total impunidad ante el delito de colaboración necesaria ante el suicidio de otra persona. Pasado toda esta tormenta a Angel, como a Pablo y Ana, y tantos otros, no les queda más remedio que seguir viviendo, construyendo un relato que dignifique su actuación. Ellos siguen afirmando, necesariamente, que justicia es igual a muerte, y esto no es cierto en absoluto. Buscan todavía hoy el apoyo circunstancial de algunos para aliviar la culpa oculta en la tristeza de perder al ser querido (9), incluso son protagonistas de frases que casi los elevan a los altares (8), porque al fin y al cabo no podemos olvidar que están viviendo el duelo de la persona a la que más quisieron, con el agravante de que no fue una cruel enfermedad la que se los llevó por delante sino el veneno que ellos o bien les dieron o bien les facilitaron para que lo ingirieran. 

Visto todo lo anterior nos queda reflexionar sobre la cuestión ¿que podemos hacer para que esto no vuelva a darse?. Yo lo tengo claro. Por un lado expondrá lo que NO son soluciones y por otro lo que creo que si lo son:
  1. NO solución. La cuestión no es aprobar la eutanasia, ni el suicidio asistido. De hecho es curioso como los partidos políticos están de acuerdo en aprobar un plan general y estatal para la prevención del suicidio, y luego pretendan aprobar la legalización del suicidio asistido. Esto no es más que otra prueba de que estos vienen a lo que vienen: coger votos para llegar como sea al sillón del congreso, senado o asambleas autonómicas. Debemos decir que el pasado día 22 de Febrero todos los partidos políticos dejaron plantados en la cita que habían concertado en el pleno del congreso a las asociaciones de familiares de personas que se han suicidado. A dicho acto, por lo visto solo fueron 2 diputados de los 300 y pico que tiene la dichosa cámara, uno del PP y otro de UPN, probablemente por equivocación. Es vergonzoso comprobar como algunos partidos se vuelven la chaqueta como es el caso de Ciudadanos para apuntarse al carro del oportunismo político (12). Aunque no es el único. El presidente Sánchez no tardó ni 24 horas en decir que si gana las elecciones por mayoría suficiente aprobará una ley de eutanasia (y si no le dejan aprobará un decreto ley de esos a lo que nos empieza a acostumbrar y por lo que dentro de poco ya no hará falta nadie más en el congreso que el partido del Gobierno), cuando de lo que va este tema de Mª José Carrasco es de suicidio asistido. Pero bueno, estos van cada uno a lo suyo. Si se hiciera esta ley, tal y como ya dije en mi anterior entrada a este blog, se debería cambiar el articulado del código penal, en concreto del artículo 143. A ver como se despenaliza un suicidio por una enfermedad grave sin entender que padecer Alzheimer, esclerosis múltiple o depresión no tiene los mismos efectos y síntomas en las personas que las padecen.
  2. NO solución. No es solución legalizar la eutanasia. En los medios se ensalza a países como Bélgica, Holanda o Canadá por el mero hecho de tener leyes en este sentido, o lo que es lo mismo 3 de casi 200 países reconocidos en la Tierra. Es bueno que se sepa que en Holanda una diputada ecologista, Corinne Ellemeet, ha sugerido restringir las cirugías para pacientes mayores de 70 años, de manera que sean los geriatras (cuya actividad comienza cuando sus pacientes tienen 60 años) los que decidan si se operan o no, e incluso si continúan brindando tratamiento a los pacientes a partir de esa edad (70 años); la buena mujer dice que "no se trata de ahorrar dinero sino de evitar tratamientos excesivos", todo ello con el vergonzante y vergonzoso apoyo de Hanna Willem, presidenta de la asociación holandesa de geriatría clínica (14).
    Claro, ante este escenario no es de extrañar que algunos ancianos, los que pueden económicamente hacerlo, pasen la frontera con Alemania, alejándose del peligro de que los maten (16). No es esta una cuestión solo de opiniones sino de hechos, ya que recientemente Berna Van Baarsen, al comprobar como se ha multiplicado por 4 las peticiones de eutanasia para personas con demencia, con una capacidad mental fluctuante, que pone en duda la legitimidad de la petición, ya sea por ellos o por sus familiares (15). Esta holandesa es destacable en este sentido al ser previamente una defensora de la eutanasia, siendo experta en ética médica. No puede ser la solución una ley o una medida que en un campo de experimentación como ha sido Holanda se ha podido constatar que se está vulnerando esta ley de manera continuada e injustificada aceptando peticiones orales en dementes (cuando la ley exige que sea por escrito), y esto ha dado lugar a que se haya constatado la muerte por eutanasia sin el consentimiento del enfermo en las de 400 ocasiones.
  3. NO solución. Tampoco es solución no hacer nada cuando los familiares deciden tomarse la justifica por su mano, violando voluntariamente la ley. Si bien padecer ciertas enfermedades exime a los enfermos de la responsabilidad de sus opiniones, lo mismo no sirve para eximir a sus familiares del cumplimiento de la ley. Debemos recordar ahora el caso de Maribel Tellaexte, la mujer vasca para la que su familia pedía la eutanasia, y que reunió más de 180.000 firmas que llevó al congreso (17); su familia se quejó públicamente de su dolor y de su sufrimiento espiritual, pero nunca se tomaron la justicia por su mano. Vociferaron una y otra vez que dolía no poder cumplir con las indicaciones (ilegales) que su madre dio cuando todavía podía opinar sin que el Alzheimer le robara también el fundamento de sus decisiones; pero nunca violaron la ley. Permitir que Ramona Maneiro se pasee por ahí impunemente, vanagloriándose de su colaboración precisa, concreta y necesaria en el suicidio de Ramon Sampedro, es como permitir que los etarras hagan una manifestación para liberar a los presos frente a las casas de las víctimas.
  4. Solución. Me parece tremendo que por un lado yo tenga que ir a mi centro de salud a por una receta de antibióticos que me ha prescrito mi dentista porque la farmacéutica no me da el antibiótico sin receta, y que, por otro lado, fármacos como el fenobarbital, que en principio son de acceso muy restringido circule por ahí como si de tabaco se tratara. Poner más muros de seguridad para que el manejo de estos fármacos sea exclusivamente por parte de personal sanitario debidamente entrenado es una buena solución. Como las armas las carga el diablo mejor no ir regalando pistolas por ahí, ¿no?.
  5. Solución. Los cuidados paliativos deben ser un recurso sanitario mucho más y mejor dotado, en todas las comunidades autónomas de nuestro país, y esta debe ser una reivindicación tanto de los familiares como de los profesionales que trabajamos con enfermos que están muriendo, sea de la enfermedad que sea. He espichado a muchos compañeros quejarse precisamente de esto pero luego prefieren no tener conflictos con los gerentes de los hospitales o de áreas de salud. Actualmente, la escasez de medios en esta especialidad sanitaria está obligando a los equipos domiciliarios a priorizar casos, generalmente relacionados con la oncología, dejando en la lista de espera a pacientes afectos de enfermedades terminales con pronósticos de vida algo más largos que aquellos que a los que se le da el alta hospitalaria con indicación inmediata de cuidados paliativos. Ya ni que decir tiene los problemas que los ancianos deben soportar en este sentido. En este país ser anciano es un factor que penaliza al enfermo en la lista de espera, eso es innegable. No me creo que Mª José fuera una enferma en estado terminal como dice su marido y no hubiera un equipo de cuidados paliativos que la cuidara. En todo caso Angel Hernández no ha hablado de que pensara alguna vez en la sedación paliativa si es que verdaderamente tenía tanto dolor como dice (y con esto no lo pongo en duda en absoluto, que conste). Esta es una solución plausible, la menos mala llegado el caso. Hubiera sido en mi humilde opinión una buena alternativa a la muerte a destiempo.
No quiero terminar esta entrada sin recordar que no es el extremismo ideológico ni ético lo que me mueve. Solo el sentido común y tener claro, pero de verdad, lo preciosa que es la vida para la persona humana, esto es, plena de dignidad como consustancial a su existencia.

En ese sentido, no siento más que pena por Mª José, como por otras personas antes que ella, por haber tenido que acabar sus días de la manera en que lo hizo. Pero ahora siento mucha más compasión por Angel, como por Pablo y Ana. Ellos se convirtieron todo el tiempo en víctimas, primero en el momento del diagnóstico, por asumir un papel tan desagradecido y poco reconocido como el de cuidador, más si cabe cuando no hay otros apoyos; además, al convertirse en víctimas de la persona enferma al estar "obligadas" a ejecutar el plan ideado por los enfermos. Pero esto no puede ser eximente del castigo que merece el colaborar en quitar la vida a otra persona, aun en circunstancias especiales tal y como ya refleja el artículo 143 del código penal.

Fuentes de información:
  1. https://www.elmundo.es/espana/2019/04/04/5ca65e7ffdddff0cbe8b46c0.html
  2. https://www.elmundo.es/espana/2019/02/24/5c71ae82fc6c836e768b45a0.html
  3. https://www.elmundo.es/madrid/2019/04/04/5ca5e5ea21efa09b488b46b5.html
  4. https://elpais.com/sociedad/2019/04/06/actualidad/1554560337_116246.html
  5. https://elpais.com/sociedad/2019/04/04/actualidad/1554408083_061970.html
  6. https://www.elmundo.es/espana/2019/04/04/5ca6417cfdddff0b388b46c4.html
  7. https://www.elmundo.es/espana/2019/04/05/5ca665eefdddffa8058b475d.html
  8. https://www.elmundo.es/opinion/2019/04/05/5ca63c06fdddff649d8b46c0.html
  9. https://elpais.com/sociedad/2019/04/05/actualidad/1554461402_394602.html
  10. https://elpais.com/sociedad/2019/04/05/actualidad/1554466291_282843.html
  11. https://elpais.com/cultura/2019/04/05/television/1554483958_303591.html
  12. https://www.diariosur.es/sociedad/rivera-pide-casado-20190406152837-ntrc.html
  13. https://www.elmundo.es/espana/2019/04/05/5ca77f4afdddffb48a8b463b.html
  14. http://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=34506
  15. https://www.actuall.com/vida/la-eutanasia-involuntaria-ancianos-provoca-la-renuncia-una-reguladora-holanda/
  16. https://www.dw.com/es/huyendo-de-la-muerte/a-1043887
  17. https://www.actuall.com/vida/la-eutanasia-involuntaria-ancianos-provoca-la-renuncia-una-reguladora-holanda/

Comentarios

  1. No será tu solución, a mi me parece una estupenda solución si algún dia me encuentro en esas condiciones. Que quede claro que yo no quiero liquidar a nadie, solamente tener la oportunidad de decir, hasta aquí hemos llegado!

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  2. Totalmente de acuerdo contigo en cuanto a lo de los medios de comunicación. Nada más hay que verlo en la gran diferencia que hay de opiniones entre un canal y otro, y la gran fuerza de convicción que tienen para convencer a la gente en un santiamén. Yo también me he preguntado desde que vi la noticia, cómo ha llegado el fenobarbital a manos de ese hombre, si para que te den un antibiótico en la farmacia hay que presentar hasta el dni si te descuidas. Yo no se si en su lugar, hubiera hecho lo mismo, porque claro, a día de hoy no sería capaz, sería impensable llevar a cabo tal proceso, pero claro lo mismo en la situación que estaba viviendo él, pensaría igual, ya lo tenía que estar pasando mal el hombre. Yo a día de hoy, me decantaría por los Cuidados Paliativos, que pienso que todavía queda mucho por hacer en este ámbito, tenemos mucho que aprender los profesionales y se tiene que desarrollar más en nuestra sociedad porque es estrictamente necesario. También es cierto que está más asumido en unas enfermedades más que en otras. Por ejemplo, en pacientes oncologicos terminales, como es lógico, van de la mano los cuidados paliativos en todos los casos, sin embargo, en otras enfermedades como a las que nos enfrentamos nosotros cada día, parece que se tiene duda de si se tienen que aplicar o no estos cuidados, cuando no tendría que existir duda alguna. Son siempre necesarios. Yo en el caso de Ángel hubiera recurrido a cuidados paliativos, y lo mismo llegada a esa situación, se hubiese prescrito la sedacion paliativa. No conozco casos, de que al llegar a la fase de sedacion paliativa adecuada para ese enfermo, de problemas, pero dándose el caso de que se quede corta esa solución y no hayan otras soluciones, si sería partidaria de que existiera alguna ley que amparara la eutanasia. Pero es un tema en mi opinión muy delicado, que creo que más que extenderlo a todos los casos por igual en general, habría que estudiar los casos individualmente. Un saludo Carmelo.

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  3. Totalmente de acuerdo contigo en cuanto a lo de los medios de comunicación. Nada más hay que verlo en la gran diferencia que hay de opiniones entre un canal y otro, y la gran fuerza de convicción que tienen para convencer a la gente en un santiamén. Yo también me he preguntado desde que vi la noticia, cómo ha llegado el fenobarbital a manos de ese hombre, si para que te den un antibiótico en la farmacia hay que presentar hasta el dni si te descuidas. Yo no se si en su lugar, hubiera hecho lo mismo, porque claro, a día de hoy no sería capaz, sería impensable llevar a cabo tal proceso, pero claro lo mismo en la situación que estaba viviendo él, pensaría igual, ya lo tenía que estar pasando mal el hombre. Yo a día de hoy, me decantaría por los Cuidados Paliativos, que pienso que todavía queda mucho por hacer en este ámbito, tenemos mucho que aprender los profesionales y se tiene que desarrollar más en nuestra sociedad porque es estrictamente necesario. También es cierto que está más asumido en unas enfermedades más que en otras. Por ejemplo, en pacientes oncologicos terminales, como es lógico, van de la mano los cuidados paliativos en todos los casos, sin embargo, en otras enfermedades como a las que nos enfrentamos nosotros cada día, parece que se tiene duda de si se tienen que aplicar o no estos cuidados, cuando no tendría que existir duda alguna. Son siempre necesarios. Yo en el caso de Ángel hubiera recurrido a cuidados paliativos, y lo mismo llegada a esa situación, se hubiese prescrito la sedacion paliativa. No conozco casos, de que al llegar a la fase de sedacion paliativa adecuada para ese enfermo, de problemas, pero dándose el caso de que se quede corta esa solución y no hayan otras soluciones, si sería partidaria de que existiera alguna ley que amparara la eutanasia. Pero es un tema en mi opinión muy delicado, que creo que más que extenderlo a todos los casos por igual en general, habría que estudiar los casos individualmente. Un saludo Carmelo.

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