Ancianos, Sanidad y la Torre Eiffel
Que mejor manera de empezar a poner negro sobre blanco, que hablar de la curiosa relación que hasta ahora existía entre las personas mayores y la Sanidad, representada por los facultativos, y también por las profesionales de enfermería.
Últimamente nos estamos acostumbrando a leer, escuchar y/o ver en la prensa las repercusiones que el consumo desorbitado de medicamentos por parte de las personas mayores han estado provocando en los presupuestos de las distintas administraciones públlicas responsables de la Sanidad en nuestro país. "Grandes consumidores", "polimedicados", o "almacenadores de medicamentos", entre otros calificativos, se están empezando a oir entre las personas de la calle, esos que dicen "de a pie", cuando hablan en los corrillos que se hacen esperando el autobús, o el metro. Casi todos conocemos algún caso de persona mayor que tiene guardados en casa numerosos medicamentos, en un cajón o en un armarito de la cocina. Es entonces cuando empezamos a compartir con las personas de los corrillos anteriormente señalados las opiniones acerca de la cuantia económica que supone tanto fármaco. La prensa nos inunda con estadísticas, índices y porcentajes, los cuales son a su vez facilitados por responsables de la administración sanitaria. Al final siempre hay un motivo para este tipo de mal, que es el consumo "injustificado" y caro de medicamentos: la irresponsabilidad de la vejez.
El ser viejo, anciano, persona mayor, o como queramos referirnos a esta personas de edad avanzada, parece ser cada vez más un impedimento para que los números descompensados de Sanidad se puedan volver a equilibrar. El fin de todos los males parece ser que los ancianos paguen igual que el resto de personas por los fármacos que consuman; igual que un trabajador que acaba de empezar su andadura o que uno que casi la esté acabando. A esto le podemos añadir el co-pago que están recientemente pagando por el disfrute de unos servicios sociales cada vez más mermados. Tampoco podemos olvidar el famoso listado de medicamentos que han dejado de ser reembolsables desde este último verano, algunos de los cuales son de consumo habitual en la población mayor.
La cuestión es que en nuestro país, hasta el día de hoy, que yo sepa, la persona que prescribe un medicamento, ya sea a un joven o a un anciano, es el licenciado en medicina. Se supone que el facultativo sabe lo que le pasa al paciente y por ello le prescribe estrictamente lo necesario para curar y/o paliar sus males. A partir de esta sencilla premisa cabe preguntarnos, acerca del recorte en los medicamentos que tomaba el anciano, si realmente el cajón de la cocina o el armarito famoso lleno de medicamentos no ha estado propiciado precisamente por los profesionales que han "mandado" dichos fármacos, o si por el contrario, los ancianos han falsificado las recetas o han entrado con pistolas a las farmacias a que les den las drogas terapéuticas; evidentemente, esto último no es lo que ha pasado. Evidentemente yo me decanto por la primera de las opciones, es decir, han sido los médicos y no otros, los que han propiciado un consumo desorbitado de medicamentos entre segmentos poblacionales acostumbrados a hacer "lo que el médico les manda". A esta conclusión añado como argumento la curiosa situación comercial que se ha dado a partir del pasado mes de Agosto, tal y como ya he referido más arriba, cuando un número nada desdeñable de medicamentos dejaron de engrosar la lista de fármacos reembolsables por la Seguridad Social; tal y como se pensaba, nadie se ha muerto por ello, de momento. Expresiones tales como "fármacos de baja eficiencia terapéutica" han servido para excusar y argumentar la exclusión de estos fármacos de la lista de los "gratuitos". Si la evidencia científica (o mejor dicho la escasa evidencia científica) acerca de su eficiencia terapéutica no dejaba lugar a dudas, ¿porqué se los prescribía?. Claro, la cuestión que se nos plantea es la siguiente: si actualmente se defiende que los ancianos están bien tratados farmacológicamente a pesar del recorte en su listado mensual de fármacos, ¿porqué no se ha "optimizado" antes esa lista?¿quién se supone que era el responsable de "optmizar" dicha lista?¿los políticos o los médicos?. Curiosamente, los beneficiarios de la mayoria de estos medicamentos han sido los ancianos, esos que "hacen lo que el médico les manda". Al día de hoy, todavía no he visto, ni he oído en ningún medio de prensa hacer alusión alguna al papel de los médicos y enfermeras en la debacle económica del consumo excesivo de medicamentos. Ya están los ancianos para eso, tranquilos.
Para terminar esta primera llamada de atención a aquellos que como a mi no les termina de cuadrar algunas cosas, me gustaría compartir una experiencia real que viví hace unos años en la Torre Eiffel. Unos compañeros y yo, estábamos en Lyon (Francia) haciendo el practicum de un Máster en Gerontología, y un fín de semana nos escapamos a Paris. Haciendo cola para subir a la Torre Eiffel, vimos pasar a una pareja de ancianos subidos a una de esas bicicletas con dos sillines; la escena era realmente entrañable. De repente, junto a nosotros una persona nos miró y nos dijo con cierta sorna "madre mía, nos van a invadir", a lo cual nosotros sonreímos y nos presentamos, al igual que él. Resultó que era un médico que estaba en París en un congreso (otra historia será analizar que conocimientos se adquieren en un congreso al que no se acude a pesar de ir a gastos pagados al lugar donde se celebra). Nos dijo a voz de pronto que en su país los viejos se estaban convirtiendo en un problema ya que estaban consumiendo un importante número de recursos, y que conocía a compañeros que estaban tomando las medidas oportunas dejando de prescribirles ciertos medicamentos, ya que algún día se tenían que morir. ¡¡A ver quien era entoncs el bonito que le decía que estábamos en Francia precisamente para aprender más de los ancianos con el fin mejorar su calidad de vida!!¡¡y en la primera planta de la Torre Eiffel!!. En aquellos lejanos días pensamos que se trataba de un pésimo profesional que mejor estaba lejos de los ancianos. La cuestión es que cada vez que me acuerdo de aquel tipo, me resulta más fácil caer en la duda de si ha montado algún club acá, por España.
No sería justo generalizar ciertas actitudes de algunos que se autoproclaman compañeros de profesión respecto al trato hacia los ancianos. Conozco a excelentes personas que trabajan de médicos y enfermeras cuya labor dignifica su día a día y el de sus pacientes. De los que hablo en estas líneas si bien no son muchos, suelen estar infiltrados entre otros miembros de gremio, en puestos de gestión y también en el sector asistencial, ya sea en Primaria, o especializada, o porqué no, entre los sindicatos médicos.
Para concluir, me gustaría recomendar algún libro, lo cual pretendo hacer en cada nuevo artículo, con el fin de compartir con ustedes ciertas referencias que han tenido mucho que ver en la forma en que cada vez toma cuerpo una realidad que nunca debió ser, como es en este caso. No siempre vamos a ser tan pesimistas, y en ese caso las recomendaciones serán igualmente planteadas en ese mismo sentido. En este caso, el libro que recomiendo es "La casa de Dios", de Samuel Shem; es un libro de esos que no te dejan impasible tras su lectura. Sigue siendo de obligada lectura para los alumnos de primer curso de medicina de los Estados Unidos. Cuenta de manera cruda y sin paños calientes los sentimientos, pensamientos y choques con la realidad a los que algunos nuevos profesionales de la medicina se deben enfrentar en el primer año de internos. No tiene despedicio la imagen que muestra de las enfermeras. Los dilemas éticos surgen sin esfuerzo como un corcho cuando se le sumerge en el agua. Atentos a la calificación de Gomer cuando se refieren a los ancianos.
Espero sus comentarios.
Un saludo
Últimamente nos estamos acostumbrando a leer, escuchar y/o ver en la prensa las repercusiones que el consumo desorbitado de medicamentos por parte de las personas mayores han estado provocando en los presupuestos de las distintas administraciones públlicas responsables de la Sanidad en nuestro país. "Grandes consumidores", "polimedicados", o "almacenadores de medicamentos", entre otros calificativos, se están empezando a oir entre las personas de la calle, esos que dicen "de a pie", cuando hablan en los corrillos que se hacen esperando el autobús, o el metro. Casi todos conocemos algún caso de persona mayor que tiene guardados en casa numerosos medicamentos, en un cajón o en un armarito de la cocina. Es entonces cuando empezamos a compartir con las personas de los corrillos anteriormente señalados las opiniones acerca de la cuantia económica que supone tanto fármaco. La prensa nos inunda con estadísticas, índices y porcentajes, los cuales son a su vez facilitados por responsables de la administración sanitaria. Al final siempre hay un motivo para este tipo de mal, que es el consumo "injustificado" y caro de medicamentos: la irresponsabilidad de la vejez.
El ser viejo, anciano, persona mayor, o como queramos referirnos a esta personas de edad avanzada, parece ser cada vez más un impedimento para que los números descompensados de Sanidad se puedan volver a equilibrar. El fin de todos los males parece ser que los ancianos paguen igual que el resto de personas por los fármacos que consuman; igual que un trabajador que acaba de empezar su andadura o que uno que casi la esté acabando. A esto le podemos añadir el co-pago que están recientemente pagando por el disfrute de unos servicios sociales cada vez más mermados. Tampoco podemos olvidar el famoso listado de medicamentos que han dejado de ser reembolsables desde este último verano, algunos de los cuales son de consumo habitual en la población mayor.
La cuestión es que en nuestro país, hasta el día de hoy, que yo sepa, la persona que prescribe un medicamento, ya sea a un joven o a un anciano, es el licenciado en medicina. Se supone que el facultativo sabe lo que le pasa al paciente y por ello le prescribe estrictamente lo necesario para curar y/o paliar sus males. A partir de esta sencilla premisa cabe preguntarnos, acerca del recorte en los medicamentos que tomaba el anciano, si realmente el cajón de la cocina o el armarito famoso lleno de medicamentos no ha estado propiciado precisamente por los profesionales que han "mandado" dichos fármacos, o si por el contrario, los ancianos han falsificado las recetas o han entrado con pistolas a las farmacias a que les den las drogas terapéuticas; evidentemente, esto último no es lo que ha pasado. Evidentemente yo me decanto por la primera de las opciones, es decir, han sido los médicos y no otros, los que han propiciado un consumo desorbitado de medicamentos entre segmentos poblacionales acostumbrados a hacer "lo que el médico les manda". A esta conclusión añado como argumento la curiosa situación comercial que se ha dado a partir del pasado mes de Agosto, tal y como ya he referido más arriba, cuando un número nada desdeñable de medicamentos dejaron de engrosar la lista de fármacos reembolsables por la Seguridad Social; tal y como se pensaba, nadie se ha muerto por ello, de momento. Expresiones tales como "fármacos de baja eficiencia terapéutica" han servido para excusar y argumentar la exclusión de estos fármacos de la lista de los "gratuitos". Si la evidencia científica (o mejor dicho la escasa evidencia científica) acerca de su eficiencia terapéutica no dejaba lugar a dudas, ¿porqué se los prescribía?. Claro, la cuestión que se nos plantea es la siguiente: si actualmente se defiende que los ancianos están bien tratados farmacológicamente a pesar del recorte en su listado mensual de fármacos, ¿porqué no se ha "optimizado" antes esa lista?¿quién se supone que era el responsable de "optmizar" dicha lista?¿los políticos o los médicos?. Curiosamente, los beneficiarios de la mayoria de estos medicamentos han sido los ancianos, esos que "hacen lo que el médico les manda". Al día de hoy, todavía no he visto, ni he oído en ningún medio de prensa hacer alusión alguna al papel de los médicos y enfermeras en la debacle económica del consumo excesivo de medicamentos. Ya están los ancianos para eso, tranquilos.
Para terminar esta primera llamada de atención a aquellos que como a mi no les termina de cuadrar algunas cosas, me gustaría compartir una experiencia real que viví hace unos años en la Torre Eiffel. Unos compañeros y yo, estábamos en Lyon (Francia) haciendo el practicum de un Máster en Gerontología, y un fín de semana nos escapamos a Paris. Haciendo cola para subir a la Torre Eiffel, vimos pasar a una pareja de ancianos subidos a una de esas bicicletas con dos sillines; la escena era realmente entrañable. De repente, junto a nosotros una persona nos miró y nos dijo con cierta sorna "madre mía, nos van a invadir", a lo cual nosotros sonreímos y nos presentamos, al igual que él. Resultó que era un médico que estaba en París en un congreso (otra historia será analizar que conocimientos se adquieren en un congreso al que no se acude a pesar de ir a gastos pagados al lugar donde se celebra). Nos dijo a voz de pronto que en su país los viejos se estaban convirtiendo en un problema ya que estaban consumiendo un importante número de recursos, y que conocía a compañeros que estaban tomando las medidas oportunas dejando de prescribirles ciertos medicamentos, ya que algún día se tenían que morir. ¡¡A ver quien era entoncs el bonito que le decía que estábamos en Francia precisamente para aprender más de los ancianos con el fin mejorar su calidad de vida!!¡¡y en la primera planta de la Torre Eiffel!!. En aquellos lejanos días pensamos que se trataba de un pésimo profesional que mejor estaba lejos de los ancianos. La cuestión es que cada vez que me acuerdo de aquel tipo, me resulta más fácil caer en la duda de si ha montado algún club acá, por España.
No sería justo generalizar ciertas actitudes de algunos que se autoproclaman compañeros de profesión respecto al trato hacia los ancianos. Conozco a excelentes personas que trabajan de médicos y enfermeras cuya labor dignifica su día a día y el de sus pacientes. De los que hablo en estas líneas si bien no son muchos, suelen estar infiltrados entre otros miembros de gremio, en puestos de gestión y también en el sector asistencial, ya sea en Primaria, o especializada, o porqué no, entre los sindicatos médicos.
Para concluir, me gustaría recomendar algún libro, lo cual pretendo hacer en cada nuevo artículo, con el fin de compartir con ustedes ciertas referencias que han tenido mucho que ver en la forma en que cada vez toma cuerpo una realidad que nunca debió ser, como es en este caso. No siempre vamos a ser tan pesimistas, y en ese caso las recomendaciones serán igualmente planteadas en ese mismo sentido. En este caso, el libro que recomiendo es "La casa de Dios", de Samuel Shem; es un libro de esos que no te dejan impasible tras su lectura. Sigue siendo de obligada lectura para los alumnos de primer curso de medicina de los Estados Unidos. Cuenta de manera cruda y sin paños calientes los sentimientos, pensamientos y choques con la realidad a los que algunos nuevos profesionales de la medicina se deben enfrentar en el primer año de internos. No tiene despedicio la imagen que muestra de las enfermeras. Los dilemas éticos surgen sin esfuerzo como un corcho cuando se le sumerge en el agua. Atentos a la calificación de Gomer cuando se refieren a los ancianos.
Espero sus comentarios.
Un saludo
¡Felicidades Carmelo! Por la iniciativa de iniciar este blog y por el magnifico primer post. Me parece muy oportuno el cambio de perspectiva con respecto a los ancianos que propugnas. No hace mucho un predicador de ejercicios espirituales nos decía que "muchas veces para ver las cosas como son hay que ponerlas cabeza abajo, es decir, justo al contrario de lo que estamos acostumbrados a verlas.
ResponderEliminar¡Enhorabuena!
Estoy totalmente de acuerdo, los politicos tienen que buscar un culpable a este desastre generado por ellos mismos y siempre se lo cargan al mas debil. En este caso, con el gasto sanitario, a nuestros abuelos y padres. Ellos que llevan desde bien pequeños trabajando de sol a sol, primero para ayudar a sus padres y luego para mantener a su propia familia.
ResponderEliminarY trabajos duros, en el campo, en las minas, en las fabricas, expuestos a miles de toxicos, sin ningun tipo de proteccion, y con la unica ayuda de sus manos y espaldas para mover cualquier carga.
Y ahora, despues de dar sus vidas para que sus hijos y nietos tengan una vida mejor y con mas facilidades, ahora cuando todos esos esfuerzos salen a la luz en forma de enfermedades cronicas (respiratorias, articulares,...) les dicen que son la "carga" del sistema sanitario y les dan las gracias con unas pensiones miseras y cobrandoles los medicamentos.
Si, es verdad, saturan las consultas de atencion primaria, algunos van todas las semanas, es algo que no se puede negar. Pero aqui entra la forma de abordar ese problema por los medicos. Su "protocolo de actuacion": dar lo que pidan. De esta forma nuestros abuelos se van contentos, a ellos los consideran buenos medicos y hasta el mes que viene con suerte no vuelven a la consulta. Y asi mi abuela se juntaba con cajas y cajas de efferalgan, botes de algesal..., etc; tan solo se dedican, no todos claro, a extender recetas, no te escuchan. Y por querer quitarse de encima a ese anciano que viene contando su vida, extiendes la receta la necesite o no. Yo he visto recetar mes a mes una crema para hongos a un hombre de nula-escasa higiene personal, en lugar de aconsejarle y darle unas directrices de higiene.
Y muchos de esos ancianos que abarrotan esas salas de espera, solo necesitan que los ecuchen, que les presten atencion, cariño, y son gente que han crecido con la figura del medico como la persona mas importante del pueblo, con estudios y conocimientos, y a quien buscaban para pedir consejo. Pero esa parte de la atencion, del cuidado, recordemos somos seres biopsicosociales, es algo que parece desligado de la actuacion medica, y cada vez mas de la enfermera, en cualquier especialidad y mas de los 5 minutos por paciente en atencion primaria.
Aqui tambien entraria en juego como las familias tratamos a nuestras personas mayores, como las valoramos, si les damos el cariño que necesitan.
Algunos diran, mi padre jamas me dio un beso o me dijo que me queria, porque tengo yo ahora preocuparme por él. Pues primero porque es tu padre/madre/abuel@/ti@..., y segundo porque ellos estan educados en otra epoca, donde se pasaba hambre, donde tener una casa era todo un lujo, y a lo mejor para ellos es mas importante dejarte una herencia, que tuvieses algo cuando ellos no estuviesen o que no te faltara ni comida ni vestido, y esa parte mas sentimental cobraba menos importancia. ¿Pero acaso lo otro no es una forma de demostrarte amor? Es su forma de decirte te quiero. Pero esto es otro tema.
Los ancianos generan una demanda, pero es el medico el responsable de ella. Y ahora un anciano con una enfermedad respiratoria cronica porque ha estado 20 años trabajando en una mina y su tratamiento cronico son mucoliticos, antitusigenos...,con una pension ridicula tiene que decidir si pagarlos si no quiere ahogarse en sus propias flemas o comprar comida.
Carmelo, me ha encantado leerte!!
ResponderEliminarClaro que los ancianos consumen medicamentos, y gracias a ellos la mayoría tiene calidad de vida, que al fin y al cabo es lo que todos queremos cuando lleguemos a esas edades.
Dice mi padre, con 73 años, que los ancianos de su generación, a pesar de haber sido "esclavos" de sus padres y ahora de sus hijos, nadie les tiene en cuenta lo que han aportado y aportan a una sociedad como esta en la que vivimos. Nuestros mayores nos han ayudado económicamente, o con nuestros hijos, o con el gran esfuerzo que para ellos suponía pagar unos estudios...... con tantas cosas..... que no nos queda mas que ayudarlos a ellos a tener una vejez digna y feliz.................
Enhorabuena por tu excelente y dura pero real reflexión sobre el destino de muchas personas de la tercera edad. Tradicionalmente desde los inicios de la vida humana, el hombre mayor, la figura del “viejo” ha sido la más prestigiosa y respetada de la comunidad, fuente de sabiduría e información que iba transmitiendo a las generaciones posteriores… Ciclo que ha seguido perdurando en muchas zonas del mundo, principalmente en el hemisferio sur. ¿Pero qué pasa en el hemisferio norte? Nunca mejor dicho creo que hemos perdido el norte. Quizá creemos que lo sabemos todo y no necesitamos a los mayores para que nos cuenten cuentos; quizá creemos que recortándoles en medicamentos para los que han estado pagando toda su larga vida vamos a solucionar una crisis financiera creada por un pequeño número de empresas privadas que nada tienen que ver con ellos y que sospechosamente están saliendo incluso beneficiadas de esta situación a la que denominan “crisis”, o simplemente creemos o vemos muy lejana esa tercera edad que queramos o no, antes o después también nos tocará combatir. Eso es lo que está consiguiendo algunos, que personas que han trabajado dura y prácticamente sin descanso tengan ahora que volver a coger casco y pistola para combatir día a día el poder llegar a fin de mes, el poder acceder a su medicación imprescindible para algunos, en definitiva para sobrevivir en un sistema cada vez mas egoísta, paranoico y orgulloso. Enhorabuena una vez más por tu reflexión y espero que sigas escribiendo mucho sobre este tema tan importante como es el destino que nos depara a todos.
ResponderEliminarComo dice el refrán: mas vale tarde que nunca y tras descansar un rato de la preparación de la maleta, me he sentado tranquilito y relajado a leer tu reflexión y aquí te dejo mis comentarios.... y como me paso de caracteres lo divido en 2...
ResponderEliminarMas que de consumo ,hablaría de abuso, para referirme a ese “consumo-almacenaje” de medicamentos que todos hemos vivido en nuestros abuelos o hemos visto en nuestra trayectoria profesional. ( mis compañer@s todavía recordaran cuando dentro de un programa de asesoramiento domiciliario que realizamos, llegamos a un domicilio y vimos un cajón de plástico lleno de cajas de medicamentos, quizás caducados, quizás ya fuera de su tratamiento, pero que según el anciano nos argumentaba “ los tenía por si alguna vez la farmacia estaba cerrada y los necesitaba”).
Pienso que en algunas ocasiones se ha hecho un abuso de la prescripción médica; pero yo pienso que no podemos culpar a un actor( médico) y eximir de culpa al otro actor principal ( anciano). Como dice mi madre, si uno no quiere dos no se pelean.
Si almacenan medicamentos podemos decir que quizás se prescriban de forma excesiva o que le dicen al médico que se toman todas las pastillas, se ponen todas las pomadas ,etc., cuando lo que realmente hacen es guardarlas para dárselas al hijo, al nieto, la pomadita para los dolores de espalda de la hija o de la nieta….. ¿ De este “ abuso” quien tiene la culpa? . ¿ Cómo podemos controlar que el uso de esos medicamentos que se prescriben a los ancianos son consumidos por ellos?.
Hay algo de lo comentado que sin duda no tiene como sostenerse: ¿Cómo los medicamentos que ahora no “paga la seguridad social” antes eran buenos y ahora no sirven para nada? ¿O siempre han sido malos o inútiles? , lo cual me parece ABUSIVO Y DENIGRANTE que se hayan recetado o quizás ¿No será una excusa BARATA para excusar la retirada de estos por motivos única y exclusivamente económicos y no por eficacia terapéutica?; NO SÉ, NO CONTESTO . Ante esto si debemos pedir explicaciones y dejar que nos dejen de tomar por tontos.
CONTINUACION....Quizás estos hayan sido una forma de placebo para intentar “sanar” esos síntomas psicosomáticos..no lo se…quien tenga que justificarlo que lo haga..yo solo puedo comentarlo.
ResponderEliminarRespecto al comentario del “médico de la torre Eiffel”, no sabría como definirlo, mi imaginación no llega a tanto, ¿ los mayores un problema? Es decir yo dentro de unos muchos años voy a ser un problema? ¿Es ético ,por no decir que me parece ilegal no recetar algo porque se tienen que morir? Mejor no opino por no herir sensibilidades pero me parece una actitud asesina y hasta lo podría considerar un “ asesinato de bata blanca”.
Tendré miles de defectos, cometeré en mi vida profesional miles de errores, pero si algo tengo claro es que quiero intentar e intento cada día pertenecer a ese grupo de profesionales que intenta proporcionar los mejores cuidados a las personas mayores que atiende y cuida y con ellos conseguir que tengan una buena calidad de vida…. Es lo que intento trasmitir ,y cuando tengo la oportunidad de hacerlo en una conversación, en una charla, un congreso, un curso lo hago..y a veces creo que soy egoísta al hacerlo…porque uno de los motivos entre otros ,es que yo, si quiero que me traten bien, me respeten y me cuiden como yo intento hacerlo.
Respecto al libro….si me lo he leido….ya lo sabes..y creo aquí también debería incluirse en los planes de formación de todos los sanitarios….desconectar un poco de técnicas, de protocolos, de “ curadores de todas las enfermedades” e interiorizar las vivencias de esos protagonistas y reflexionar si nos recuerdan a algo no tan lejano de nuestras vidas o quizás ( espero que no) hayan formado parte de la nuestra.
Yo también quiero contar una anécdota que paso no hace mucho : como todos sabemos ahora con el copago de los medicamentos muchas personas han dejado de tomar algunos de ellos y también hay que pagar parte de los que tienen que tomar, pues bien os cuento: Hace un año ingresó un residente en el centro en el que trabajo . Tiene un tratamiento que podríamos definir “ relativamente caro”. Y con una medicación para una patología específica .Normalmente al ingresar suelen traer medicamentos, pues bien, este trajo unos cuantos, pero hemos podido constatar que no los trajo todos. A raiz de comenzar el copago de medicamentos la familiar ha traído a la residencia algo así como una bolsa grande llena de medicamentos que según ahora dicen : “ en mi casa no hacían nada”, y ¿saben ustedes porque los ha traído? Pues muy sencillo, porque ahora hay que pagarlos. ¿Si no hubiera que pagarlos los hubiera traído?, yo creo que hubieran caducado y los hubiera tirado. ¿ Quién tiene culpa de eso? ¿ El médico que los ha recetado? ¿ La familia? Creo que habría opiniones para todos los gustos.
Un saludo
Antonio José Torrano Candel
Hola Carmelo, me encanta leer cosas tan claras, con palabras tan simples que cualquiera puede entender lo que pone en este artículo y más me gusta compartir tu opinión, estar totalmente de acuerdo con lo que expones. Se puede decir más alto, pero no más claro.
ResponderEliminarQuiero comenzar mi breve opinión sobre este artículo poniendo sobre la mesa que, siempre bajo mi punto de vista, los medios de comunicación no hacen otra cosa que hacer daño, entiendo su perspectiva de que “tienen la obligación de informar” pero una cosa es informar y otra cosa es mentir en base a unos intereses ocultos y sacar beneficio. Por otro lado, creo que una persona mayor esté pagando como otra persona que acaba de iniciar su carrera laboral, no me parece injusto sino lo siguiente, una persona mayor que lleva toda su vida cotizando a la seguridad social y que este pagándose sus medicaciones no me parece correcto.
El problema actual, ¿dónde empieza? Creo que en los médicos básicamente(entre otros). La teoría es que el médico receta lo que el paciente NECESITA para curarse de una enfermedad (si lo pongo en mayúscula es para que se entienda que es algo imprescindible para la salud de la persona) es decir, no es por gusto, ni por libre albedrío, entonces claro, en época de bonanza todo era muy bonito y, lo más importante, NADIE PUSO LÍMITES A NADA, como hay de todo (dinero) pues no pasa nada, hasta que los recursos económicos se agotan y ¿a quién se le echa la culpa? ¿Quién tiene que solucionar esto? Pues los usuarios que se encuentran en las mismas situaciones sanitarias que en época de bonanza, usando la misma cantidad de medicamentos que antes (o más) y ahora resulta que ciertos medicamentos pues hay que pagarlos enteros porque no “curan del todo” ¿y antes si? Ahora no son eficientes porque no hay dinero pero antes sí, ¿qué está pasando por la cabeza de la persona que piensa esto? Me gustaría saberlo porque un medicamento es el mismo hace unos años que en el actualidad, ¿qué está pasando?
Y en lo referido a la historia de la Torre Eiffel, yo, a nivel personal (profesional no lo hubieras contado así que hiciste bien en callarte jeje), le diría que un día todos seremos personas mayores y que algún día necesitará atención médica así que le DESEARÍA que le atendiera un profesional como el mismo se describe y comprobaría en primera persona que SE SIENTE EL QUE NO TE PRESCRIBAN UN MEDICAMENTO QUE NECESITAS PARA TENER UNA MEJOR CALIDAD DE VIDA. No digo que todos los médicos sean iguales (generalizar es mentir) pero sí que él mismo sintiera lo que está diciendo.
Para finalizar, darte la enhorabuena por este blog y, en concreto, con este artículo. Espero que no sea una cosa pasajera, ya que todos abrimos un blog con mucha ilusión y muchas veces (por falta de tiempo) lo abandonamos. Animarte personalmente a que sigas escribiendo. Pienso que este blog podría ser “esta página de internet” que miras en tu tiempo libre. Recomendaré este blog no solo a personas que trabajen, o no, en este sector, ya que esto nos afecta a todos puesto que algún día todos, esperemos, llegaremos a ser personas mayores, no lo olvidemos nunca.
Y ya termino (es que me voy acordando de cosas) el libro La Casa de Dios lo recomiendo totalmente, en mi vida hay un antes y un después tras la lectura de ese libro.
Un saludo
Conchi Martínez Hernández
Carmelo, un buen tema para abrir un blog y con el que comparto tu punto de vista.
ResponderEliminarEl problema no viene de ahora y los culpables no son nuestros mayores, pero por desgracia son los que están pagando las consecuencias, después de haber estado muchos años trabajando y cotizando para recibir una atención digna.
Es muy triste escuchar ahora a algunos abuelos decir que tienen que hablar con su médico o especialista para que les cambien ciertos medicamentos que están tomando durante mucho tiempo porque ahora tiene que pagar una cantidad bastante elevada por ese mismo medicamento.
En la televisión, que en muchos casos se mueves por ideas políticas, es muy fácil llamar la atención de los telespectadores acusando a los mayores de "tener almacenes de medicamentos". Pero como tu bien dices...¿de dónde han sacado esos medicamentos? ¿quién les ha proporcionado la receta necesaria para adquirirlos?. Mejor acusar a seres vulnerables que decir la verdad y abrir bien los ojos.
Enhorabuena por este blog Carmelo.
Seguiremos visitándolo y compartiendo opiniones.
Saludos.
Susana Fortes.